Au boulot !

No sé si habrás reparado que hoy es festivo porque se conmemora la Victoria de los Aliados en la II Guerra Mundial, aunque, por respeto a los alemanes, esta fecha no siempre ha sido festiva, de lo que deducimos que hoy por hoy pasan de respetar a los vencidos, así que la Merkel se mosquea, la pobrecilla, y al final a los europeos no nos queda otra que bailar al son que los alemanes tocan. No me líes que yo, en este día festivo, te iba a hablar del curro.

Si eres de los que ya ha pasado por esta experiencia (como participante o como lector) sabrás bien de sobra que el primer contacto con la empresa suele ser un poquito traumático. Sudoración fría, temblor de piernas y alteraciones en el habla suelen ser los  síntomas más comunes. Pero sí tu llevas a la vez a dos a la misma empresa van tan felices camino a Bruges, aunque dejas bien clarito al encargado que tú prefieres que trabajen en distintas obras porque aprenden más por separado. Así que, aunque compañeros de empresa, Vicente y Sete ya no se volverán a ver más que en casa.

Mr. Laporte nos  recibe con una amplia sonrisa porque se estrena con nosotros en esto de acoger estudiantes extranjeros y se le nota radiante. Alfonso no tanto: al pánico escénico del primer contacto se le unen los molestos e inoportunos síntomas de lo que parece fiebre pero que, yo ya me lo sé, suele ser la somatización de los nervios. Como todo el mundo es muy sonriente en "ARS" parece que  las constantes vitales de Alfonso reaparecen:  comienza a respirar y creo que ya tiene pulso.

Pica billete hasta Merignac que aún te queda uno. "No te asustes, Dani ,que verás como entiendes mucho mejor de lo que tú mismo te piensas". Con cara de asentimiento, asombradito me mira ante el milagro de la comprensión oral ante su tutor en la empresa,  Mr.Gascón, que (ah, que no lo he dicho) habla en perfecto español. No tan sencillo, majete, vámonos a ver al jefe para que él te hable y tú le enseñes que francés aún no dominas, pero sonreir lo haces en cualquier idioma.

Son las 18h del lunes. Aparece el primero en casa. Sonrisa de oreja a oreja: "todo genial". Entra el segundo con el mismo semblante. Te rodean. Se quitan la palabra. Tienen muchas cosas que contar. Se acabaron los nervios, comienza la recopilación de anéctodas y aventuras que van a llenar este mes y que les va a durar toda la vida.  Están felices. Aunque entre los nervios del primer día y el trabajo en sí alguno, tras contar sin respirar todo lo que ha hecho en el día, ha caído moribundo en el sofá. Parece agotado, pero no te preocupes, ya te digo yo que estos tienen cuerda pa rato.